Por: Jesús A. Dulce
22 de febrero, 4.00 a.m. Me dirijo a la habitación de El Osqui, uno de mis compañeros de piso para despertarlo, pues ha quedado en acompañarme a la audición del programa Idol Colombia. Por un momento pensé que alguno de los dos estaba loco, él por aceptar acompañarme a esa hora a semejante odisea o yo por presentarme. Tal vez ambos. Seguramente ambos.
Por: J. Dulce
Hace pocos días estuve en el Teatro Nacional Fanny Mikey como espectador en una obra titulada “El tímido y el amor”. La presentación trajo la puesta en escena de Primo Rojas, un actor, director y escritor de teatro colombiano que, valga decirlo, se ha ganado mi más sincera admiración.
Sumido en el más triste y despreciable rechazo, Fermín Esculapio (La Sabandija) es el último empleado en la pirámide organizacional de una gran empresa que, gracias a ese poco entendimiento pero gran certeza de los seres humanos, se le da por conquistar a la mujer más bella, refinada y calculadora: Victoria, la Gerente General.
Mientras que Victoria es todo lo contrario, La Sabandija es la personificación de la gente pobre y fea de este país. Esos que Sigue leyendo
Por: Tomás David Niño
Al ver los cortos de Dans la maison (En la casa) se podría pensar que esta película contará una historia similar a la de Teorema de Pier paolo Pasolini (1968), en la que un extraño llega a la casa de una familia, perturbando a cada uno de sus miembros, haciéndolos enfrentar con deseos que ni siquiera imaginaban que pudiesen llegar a tener.
Sin embargo, mientras el relato de Pasolini tiene un corte marcadamente psicoanalítico, en Dans la maison los elementos psicoanalíticos son puestos en juego solamente como parte de una historia sobre el arte de contar historias. Y esto es lo que hace de ésta, a mi parecer, una gran película.
En Dans la maison Claude, un bachiller de 16 años, se introduce Sigue leyendo
Me acordaba yo del recuerdo que no tenía memoria. Ese recuerdo no recordaba más allá de sí mismo. Ya con eso, decía, le bastaba. Todos los pensamientos me remitían a él, pero él no me remitía a ninguna parte. Su esencia era el sentimiento, su ausencia era la realidad. Ese recuerdo existió como un fin que… no sé, ya no lo recuerdo.
Elías Deluc.
Por: Jesús A. Dulce
OTRO suicidio de OTRO estudiante en la Universidad de Los Andes. Como ya es costumbre, los directivos de ese centro educativo (por no decir degenerativo) salieron a decir lo mismo de siempre, que lamentan profundamente la muerte de uno más de sus alumnos y chao. Hace ya varios meses que escribí en este mismo medio una trilogía de artículos que se titulaban “Mi hijo estudia en la mejor universidad del país” y que versan sobre el preocupante modelo educativo de la que es considerada como la mejor institución de educación superior en Colombia.
¿Qué está pasando? ¿No sirve realmente de nada que los medios divulguen constantemente las muertes absurdas de estudiantes uniandinos (sea por suicidio o por asesinato entre ellos)? ¿Cuál es el plus de matricular a un hijo en una universidad que forma para deformar? Sigue leyendo
Por: Tomás David Niño
Las historias encierran verdades. Incluso las más ficticias. O, mejor, sobre todo las más ficticias. Lo importante no es que reflejen cosas que consideremos reales, sino que nos convenzan de la posibilidad de que esa historia acontezca. De que esa historia es realmente un mundo posible. Esto es lo que considero que logra magistralmente Quentin Tarantino en Django Unchained (2012), película estrenada en Colombia el pasado 1 de febrero.
Desde las primeras tomas el espectador es llevado a conocer la historia de Django, un esclavo en norteamérica en el año 1858. Un cazarecompensas alemán, que está en desacuerdo con la esclavitud, el Dr. King Schultz, lo liberará, pidiéndole
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Por: Jesús A. Dulce
La última lágrima cayó de su ojo izquierdo. Ernesto Baldío despertó sin consuelo en una clínica para enfermos mentales. “Once again” oía decir a lo lejos – “once again”. Lentamente recordaba cómo en su juventud, mientras escuchaba los éxitos de su cantante favorito, Stevie Wonder, se preguntaba sobre la vida de este ser negado de la vista y la asombrosa destreza con la que interpretaba instrumentos musicales y componía melodías que eran éxito en las emisoras del mundo.
Eran las cuatro de la mañana. Ernesto Baldío sintió cómo su mente se nublaba por los efectos de la droga que los médicos habían puesto en su bolsa de suero. Sigue leyendo
EL AMANUENSE 